Me tendí sobre la cama. Cerré los ojos. Mi cuerpo a un compás. Ojos brillosos. Tormentas en limpia. Un mismo pulso. El latido de algún otro corazón cercano a la pelvis. Dos temblores. Un pedazo blanco de tierra y espumajo. Un consuelo pobre a una pena atemporal y sin embargo pasajera. Una figuración. Una asociación por semejanza. Una inyección de símbolo, una de exégesis. Espejismo ajeno, absoluto. Disociación de la diferencia. Quijote emergente. Velázquez multiplicado. Casta oscuridad, pegajosa y aborrecible... fascinante. Lanzada a lo lejos y permanente solo en tanto fragmento. Recorte. Fotografía. Reproducción. Abandono.
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(Lo que le sucede a uno entre delirios, sollozos y servilletas blancas)
2 comentarios:
Chale Yayis, eres genial!
Que bien wey. Me encanta que hayas escrito mas. Me gusta Yaya- Reloaded.
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